Los valores personales del liderazgo
“Se trata de vislumbrar el potencial operativo y estratégico de los valores personales del líder que causan efectos en la estrategia, la estructura, los procesos, las políticas de personal y la productividad de la organización. Ellos son los faros de luz de su conciencia (su voz interior), que se cristalizan en sus actitudes y comportamientos transcendentes porque sabe que esta sirviendo a fines superiores.... Reconoce su verdadera esencia, el yo superior y con ello encuentra el camino de convertirse en el cocreador de todo su mundo, de aprender a controlar las circunstancias de su vida y a participar con seguridad en el acto de la creación.
Los valores de un líder están enraizados en su propio ser y los irradia en su forma de actuar, de hablar y de acoger a toda persona en los distintos niveles de una organización, influyendo en los fines que ésta persigue. El líder logra que sus valores se introduzcan en las mentes y corazones de la gente (valores compartidos), causando efectos en la estrategia, la estructura, los procesos, las políticas de personal y la productividad de la organización.
2 - El líder y los valores
El líder, como promotor del capital intelectual y emocional, y las organizaciones que se preocupan por la optimización de su capital intelectual, lo hacen para satisfacer las necesidades del cliente y de esa manera mantenerse en el mercado, ser más competitivos, crecer y desarrollarse estratégica e integralmente. Este concepto relativamente reciente le está dando una importancia y jerarquía mayor al conocimiento humano en términos de capacidad, de “Know How” o bien de cualquier manifestación del saber aplicado para el logro de óptimos resultados en el quehacer empresarial.
Lo anterior se enriquece con el capital emocional, que se refiere a la vida afectiva y a las actitudes básicas de integración, lealtad y compromiso en la relación hombre – organización – productividad. Están señalando a la energía – emocional, entendida como voluntad, lealtad, compromiso y responsabilidad, como el contenido humano – afectivo esencial para la verdadera eficacia y productividad humana, Goleman (1999).
Existe un tercer elemento complementario que es la dimensión ético – social trascendente que toda organización debe tener en su visión de negocio y en su contribución al bien común social.
Estos tres conceptos: capital intelectual, capital emocional y compromiso ético – social trascendente, suman toda la energía humana, y advierten que es sin duda el hombre quien genera el fenómeno productivo”. Monografía creado por José Fardella Rozas.